.jpeg)
%C3%91.jpg)
%C3%91.jpg)
%C3%91.jpg)
Unas cajas y un pompón roto convertido en “araña” dieron paso a un juego lleno de imaginación. Los niñ@s crearon su propia historia: corrían, se escondían y se avisaban unos a otros, usando el lenguaje y la fantasía para dar forma a su aventura.
La emoción fue creciendo hasta que el juego comenzó a desbordarse. Ofrecimos nuevas propuestas para ayudarles a canalizar esa excitación sin perder la seguridad del vínculo: primero pinturas para decorar las cajas y, después, punzones que les permitieron descargar de manera controlada.
Un pequeño ejemplo de cómo, cuándo acompañamos con presencia y calma, el juego libre se convierte en un espacio seguro para crear, explorar y aprender a regularse.

%C3%91.jpg)
.jpeg)
.jpeg)
.jpeg)
%C3%B1.jpg)
.jpeg)

%C3%B1.jpg)
%C3%B1.jpg)

%C3%91.jpg)
%C3%91.jpg)
%C3%91.jpg)
%C3%91.jpg)
%C3%91.jpg)
%C3%91.jpg)
%C3%91.jpg)
%C3%91.jpg)

%C3%91.jpg)
%C3%91.jpg)

