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En el rincón de psicomotricidad han creado unos toboganes, donde entre risas y saltos, se atreven a deslizarse y construir nuevas estructuras.
Ver a otros tomar la iniciativa y enfrentarse a retos como el salto o el deslizamiento les da la seguridad necesaria para intentarlo ellos mismos. La imitación no es solo un juego, es una forma natural de aprender y de ganar confianza. A través de la observación, los más pequeñ@s se sienten impulsados a probar nuevas experiencias, superando sus temores y fortaleciendo su autoestima.
Este tipo de actividades no solo fomenta el desarrollo motor, sino que también promueve la interacción social, el trabajo en equipo y la confianza mutua. Los niñ@s se animan entre sí, construyendo no solo toboganes, sino también relaciones y momentos que les acompañarán en su crecimiento.
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