LA ARAÑA

 Unas cajas y un pompón roto convertido en “araña” dieron paso a un juego  lleno de imaginación. Los niñ@s crearon su propia historia: corrían, se escondían y se avisaban unos a otros, usando el lenguaje y la fantasía para dar forma a su aventura.

La emoción fue creciendo hasta que el juego comenzó a desbordarse. Ofrecimos nuevas propuestas para ayudarles a canalizar esa excitación sin perder la seguridad del vínculo: primero pinturas para decorar las cajas y, después, punzones que les permitieron descargar de manera controlada.

Un pequeño ejemplo de cómo, cuándo acompañamos con presencia y calma, el juego libre se convierte en un espacio seguro para crear, explorar y aprender a regularse.

EL MORTERO

                                       

Hoy disfrutamos cocinando con morteros, aplastando garbanzos, cuscús y gusanitos. A través del juego exploran texturas y olores, desarrollan motricidad fina y amplían su lenguaje, todo en un ambiente relajado y seguro que invita a experimentar y disfrutar.
 

TENDER LA ROPA, ¿ME AYUDAS?

Permitir que los niñ@s de 1 y 2 años participen en las labores de casa o en la escuela es una oportunidad para fomentar su autonomía desde muy pequeñ@s. Al incluirlos en tareas simples, les transmitimos la confianza de que son capaces y les mostramos que su colaboración tiene valor. Estas experiencias fortalecen su autoestima, desarrollan habilidades motoras y les ayudan a sentirse parte activa de la familia y la escuela. Aunque todavía necesiten guía, cada pequeño gesto cuenta para construir bases sólidas de independencia y seguridad personal.
Escuelas de apego seguro

CONSTRUCCIONES

Construyen juntos un “país”

Mientras levantan las piezas, hablan entre ell@s para decidir cómo hacerlo, se ponen de acuerdo, prueban diferentes formas de equilibrar las piezas y observan qué funciona y qué no. Cuando terminan, disfrutan derribando lo construido para volver a empezar, explorando nuevas posibilidades cada vez.
En esta actividad se trabaja la motricidad, al levantar, transportar y encajar las piezas; el lenguaje, al comunicarse, expresar ideas y llegar a acuerdos con sus compañer@s; y el pensamiento lógico, al planificar cómo colocar las piezas, resolver pequeños problemas y anticipar lo que sucederá. Es un juego que fomenta la creatividad, la cooperación y el aprendizaje a través de la experimentación.
Todo esto dentro de un entorno seguro.

COMPARTIR GALLETAS

Compartimos galletas alrededor de una mesa. Nora cuenta, alegre, que las preparó junto a su abuela. 

 Al disfrutar y compartir algo hecho con cariño, los niñ@s se acercan entre sí y conversan.

 Los momentos cálidos y compartidos ayudan a fortalecer la conexión y la confianza entre ellos.

 

SUPERAMOS EL PERIODO DE ADAPTACIÓN

 Disfrutamos del juego espontáneo en solitario, donde descubrimos cosas y probamos lo que se puede hacer, y a veces nos unimos al juego de algún amig@ para compartir y crear junt@s. Todo esto lo hacemos sabiendo que los adultos están disponibles y responden a nuestras necesidades, brindándonos la seguridad afectiva que necesitamos para explorar y relacionarnos.

Podemos decir que, ¡tenemos el periodo de adaptación superado! 👏👏👏👏

LUZ NEGRA

                               

                               

En esta actividad con luz negra, los niñ@s exploran un ambiente lleno de sorpresas: objetos que brillan, nuestras ropas, dientes y ojos que se ven diferentes, y el arroz pintado con pintura fluorescente. Mientras hacen trasvases de arroz, trabajan su motricidad fina y se divierten con el juego.

Lo más interesante ha sido el juego espontáneo que surgió cuando los niñ@s comenzaron a moldear la plastilina fluorescente, convirtiéndola en “tortas” que luego “cocinaban” y metían en el horno. A partir de ahí, la educadora empezó a hacer preguntas, y la conversación, sin darnos cuenta, terminó enfocándose en las luces de Navidad, el árbol y las experiencias familiares que los niños han vivido.

Este tipo de interacción no solo estimula su desarrollo sensorial y motor, sino que también refuerza el vínculo afectivo con los adultos, creando un ambiente de confianza que facilita el apego. A través de estos momentos de juego y conversación, los niños sienten seguridad para explorar y compartir sus experiencias emocionales, lo que es fundamental en su desarrollo afectivo.

PONENCIAS SOBRE APEGO EN LA PRIMERA INFANCIA

Queríamos compartir con tod@s vosotr@s una experiencia muy especial que hemos vivido ayer. Hemos participado en unas ponencias sobre el apego en la infancia, un ámbito fundamental en nuestro trabajo diario. Tuvimos la oportunidad —y el reto— de subir al escenario como ponentes y exponer el trabajo que realizamos cada día en nuestras “casas de niños”. Hablar ante 300 personas —educadoras, directores/as de centros y equipos de atención temprana— fue, al principio, abrumador. Pero una vez allí, algo cambió. No solo fuimos capaces de hacer una exposición, sino que la disfrutamos de verdad. Nos sentimos seguras, acompañadas y orgullosas de poder mostrar la importancia de lo que hacemos y de cómo acompañamos a las familias y a los niñ@s en sus primeros vínculos. Para nosotras ha sido un paso enorme a nivel personal y profesional.

LOS MIEDOS

En el aula, solo la luz temblorosa de las linternas rompe la oscuridad. Los peques de dos/tres años exploran, ríen, se esconden… y también miran de reojo, porque a esta edad la oscuridad empieza a despertar miedos.
A través del juego, transforman ese temor en aventura: descubren que pueden mirar, buscar, encender su luz y sentir que no están solos. Y ahí entra el apego seguro: una mano cercana, una voz que acompaña y un abrazo disponible cuando lo necesitan.
Así, entre risas, sombras y linternas, aprenden que el miedo también se puede jugar, comprender y atravesar.
 

“CUANDO DICEN ‘¡MIRA!’: EL PODER DEL ACOMPAÑAMIENTO”

                                    

Los niños y las niñas exploran el mundo poniendo a prueba sus posibilidades motoras: saltan, se equilibran, se deslizan y descubren de lo que son capaces. En cada desafío superado se fortalecen, vencen miedos y se sienten más seguros y alegres. En esos momentos, su mirada nos busca y nos dicen “¡mira!”, recordándonos la importancia de un adulto presente que acompaña, sostiene y celebra cada logro. Esa presencia atenta nutre el apego seguro: les ofrece la confianza para arriesgar, la calma para intentarlo de nuevo y la certeza de que, pase lo que pase, alguien está ahí para mirar, apoyar y disfrutar con ellos sus pequeñas grandes conquistas.

 

A LIMPIAR!!!

                                                        
Incluir a los niños y niñas en pequeñas tareas de limpieza del aula favorece su autonomía y les permite sentirse capaces. Cuando los adultos confiamos en que pueden colaborar, les ofrecemos seguridad y reforzamos un apego seguro. Así, estas rutinas sencillas se convierten en momentos educativos que fortalecen su autoestima y su relación con el entorno.                                                   

"CASCA UN HUEVO"

                                                          "CASCO UN HUEVO

SUBEN LAS HORMIGUITAS

BAJAN LOS ELEFANTES

 PINTAN UNA CASITA

 CON UN ARBOLITO

 CON UN SOLECITO

 VIENEN LOS MURCIÉLAGOS 

Y TE CHUPAN LA SANGRE"

Las retahílas son más que simples juegos; son momentos para relajarse, conectar y fortalecer lazos, apoyando el crecimiento emocional en un marco de seguridad y apoyo mutuo.