Día de la Convención sobre los Derechos del Niño/a
Hoy, 20 de noviembre, celebramos el aniversario de la adopción de la Convención sobre los Derechos del Niño/a de las Naciones Unidas, un acuerdo internacional que reconoce los derechos fundamentales de todos los niños y niñas del mundo. Esta convención, aprobada en 1989, se basa en la idea de que cada niño tiene derecho a crecer en un entorno seguro, saludable y amoroso, donde sus necesidades emocionales, físicas y sociales sean atendidas con dignidad y respeto.
Sin embargo, en muchos lugares del mundo, estos derechos siguen siendo vulnerados, especialmente en regiones afectadas por la guerra. En los últimos años, hemos sido testigos de tragedias donde cientos de niños están perdiendo la vida debido a los conflictos bélicos, como en Gaza, Ucrania, Siria, entre otros. La realidad de estos niños y niñas es devastadora: no solo pierden la vida física, sino que también sufren un daño emocional profundo, pues son privados de su derecho a una infancia segura, a la educación y al amor de sus familias.
Desde la perspectiva de las teorías del apego, sabemos que el vínculo afectivo que los niños/as establecen con sus cuidadores es fundamental para su desarrollo emocional y psicológico. El apego seguro les proporciona la base para explorar el mundo con confianza y para formar relaciones saludables en el futuro. Sin embargo, en contextos de guerra y violencia, este apego se ve severamente interrumpido, lo que genera un impacto profundo en el bienestar de los niños/as. La pérdida de sus cuidadores o la separación de sus familias puede alterar su capacidad para formar vínculos seguros y afectar su desarrollo emocional durante toda su vida.
En este Día de la Convención sobre los Derechos del Niño, es crucial recordar que cada niño, sin importar su lugar de nacimiento, merece vivir en un entorno de paz, protección y amor. Desde nuestra escuela, trabajamos cada día para ser un lugar seguro y afectuoso donde los niño/as puedan crecer, aprender y desarrollar relaciones saludables. Es nuestra responsabilidad educar sobre estos derechos y defender un mundo donde la infancia sea respetada y protegida, sin importar las circunstancias.
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